El despertar espiritual es acerca de la pérdida. Inicialmente, se produce en un nivel interno e implica la pérdida de un yo separado. Después de esta realización interna, lo queramos o no, perdemos también varios aspectos de nuestra vida externa.
Por mucho que alguien esté en desacuerdo, ninguna persona realmente quiere perder su sentido de yo. Para algunos, esta pérdida ocurre de todos modos. De igual forma, ninguna persona realmente quiere perder sus valiosas relaciones, sus pasiones, sus intereses, sus opiniones y sus ambiciones. Para muchos que encuentran el despertar, ese tipo de pérdidas ocurren de todos modos, también.
Antes del despertar, la pérdida se percibe como algo malo. Después del despertar, la pérdida de cualquier tipo es percibida como algo bueno. Menos es siempre más. ¡No le llaman la Nada sin razón!
Han pasado casi dos años desde que el despertar espiritual se llevó la vida de mi falso sentido del yo. Desde entonces, he estado tomando nota de los muchos aspectos de mi vida exterior que empezaron a desmoronarse. Todas esas pérdidas externas se produjeron en una forma suave y espontánea, sin resistencia ni lucha de mi parte. En este escrito comparto algunos claros ejemplos de esto.
Yo solía creer que amaba la música. Siempre llevaba un par de auriculares que colgaban de mi bolsillo. Descargaba innumerables álbumes y me sentía orgulloso de mi colección de mp3 robada. Tocaba algunos instrumentos musicales, escribía y grababa música. La música llenaba un vacío en mi vida.
Si alguien me hubiera dicho, incluso en el comienzo de mi despertar, que mi entusiasmo por la música iba a disminuir, hubiera dicho: ¡Sí, como no! Sin embargo, hoy en día, ¡mi amor por el silencio ha superado cualquier tipo de amor que algún día tuve por la música! Después del despertar, el vacío que la música llenó alguna vez, se ha convertido en algo mucho más agradable que la música en sí.
Con esto no quiero decir que la música me haya dejado de gustar, o que nunca escuche música. Sigo disfrutando la música. Sólo que mi relación con ella ha cambiado.
Antes del despertar, no amaba realmente la música. Solía utilizarla. Mi relación con ella era abusiva. Utilizaba la música para ahogar el silencio, para protegerme del vacío.
Hoy, tengo una mejor relación con la música. Cuando la escucho, la escucho surgir desde el silencio, y eso me gusta mucho más. Ya no abuso de la música. Ahora, realmente la disfruto, pero, curiosamente, he perdido la capacidad de interesarme tanto en ella como alguna vez lo hice. El silencio es más que suficiente.
Yo solía tener varias ambiciones, sueños, esperanzas y planes. Era conocido como alguien que tenía un futuro prometedor. Y compré esa idea, también. Hoy en día, no parezco estar entusiasmado en ninguna especie de logros u objetivos grandiosos. Dado que encuentro una verdadera alegría en este momento, todas las ideas acerca del futuro simplemente se han desvanecido.
Por otra parte, en el pasado, me sentía sumamente emocionado por cualquier tipo de estado alterado de la consciencia, por las diversas meditaciones, y por ciertas experiencias psicodélicas o místicas. Antes del despertar, tenía la idea de que debía dedicarme a explorar los reinos internos. Me imaginaba a mí mismo como un eterno psiconauta.
Hoy, mi entusiasmo por ese tipo de experiencias se desvanece rápidamente. No parezco ser capaz de notar ninguna diferencia fundamental entre dos experiencias. Para mí, el simple hecho de sentarme en el balcón o viajar a otra dimensión son sólo experiencias. Ninguna de las dos es mejor o peor.
Por supuesto que reconozco la gran variación entre las cualidades de esos dos tipos de experiencia, pero en su origen, son lo mismo. Para mí ahora, sólo a causa de su inmediata simplicidad, la experiencia de sentarme en el balcón tiene prioridad sobre la experiencia mística.
Justo el otro día noté algo bastante interesante. Vi una foto de Mooji, y por un instante, me pareció que no podía siquiera recordar quién era. En ese momento, el gran Mooji era un simple hombre sonriendo en una foto.
Mi amor por Mooji, debido a que era iluminado, hermoso y sabio, había desparecido. Ya no tengo ninguna razón para amarlo. Lo sigo amando, pero no porque sea alguien especial. Lo amo porque no lo es. Él es simplemente alguien ordinario, como tú o como yo. Eso, en sí, es suficiente razón para amarlo, así como para amar a cualquier otra persona.
De manera similar, mi amor por mis padres también se ha desvanecido. Ya no parezco reconocer a mis padres como solía hacerlo. Por lo maravillosos que son, sino porque son seres humanos comunes y corrientes. Ya no los amor porque son mis padres. Los amo simplemente porque son gente ordinaria, como tú, o como Mooji, o como yo.
En el pasado los amaba por razones particulares - porque me dieron la vida, porque se preocupaban por mí, porque me protegían, porque son mis padres. Ahora, los amo sin ninguna razón más que por el simple hecho de que existen. Más allá de eso, no encuentro ninguna otra razón. El verdadero amor no necesita ni justificación ni razonamiento.
Escribir sobre esto es desgarrador. Al decir que mi amor por mis padres como padres se ha desvanecido, se siente como traición o deslealtad. No estoy seguro de que ellos siquiera lo entiendan. Pero más allá de esos sentimientos, hay una apertura, hay una libertad. Hay algo en mí que los amaría incluso si no fueran mis padres, incluso si no fueran más que unos extraños en la calle. Hoy los amo porque simplemente no podría hacer otra cosa.
Mientras recorro este camino después del despertar, he perdido mucho, incluyendo amigos, relaciones, intereses, empleos y otras cosas de las cuales probablemente no esté siquiera consciente. Antes de haber perdido esos aspectos de mi vida, jamás me hubiera sentido listo para renunciar a ellos o nunca me hubiera imaginado que tendría que hacerlo. Fue sólo después de que se fueron desmoronando suavemente, sin generar ningún dolor, que me di cuenta de la pérdida de esas partes de mi vida exterior.
Mientras escribo estas notas y continuo navegando este océano posterior al despertar, sospecho que habrán más perdidas por venir, de cosas que aún no puedo imaginar que tengo que perder.
El despertar espiritual es acerca de la pérdida en todos los niveles. Esta idea da miedo, pero está destinado a ser así. Es sólo a través de la pérdida que vemos lo que realmente significa la liberación. Es sólo en el espacio que deja disponible la pérdida que somos capaces de expandirnos y relajarnos más y más profundamente en la Verdad.
(Traducido desde: http://nobodysnotes.com/)