miércoles, 14 de septiembre de 2016

¿Quién quiere ser salvado?

Dar todo no es sinónimo de amor, dar lo que otro precisa sí. Al menos eso pude entender en mi última sesión de terapia. Lo mismo me pasó armando un mueble, sí... mi cabeza va a mil muchas veces y reflexiona de muchas maneras. La cuestión con el mueble es que tenía que clavar unos clavitos y agarré una masa, pensando que por lo grande clavaría mejor y más rápido, resulta que el martillo es lo mejor porque es más ligero... y no se trata de fuerza, en muchos casos... algo así siento que sucede con lo que creemos saber qué precisa el otro.

Sobre el complejo de la salvadora encontré varias reseñas, es bueno leerlas y seguir conociendo y reconociendo algunos síntomas, ver cuáles están mas agudizados y cómo poder ir transmutándolos.

En lo personal, y por experiencia, creo que hay varias cosas que colaboran con este complejo, no sobrevive sólo por si mismo, viene en un combo explosivo que está íntimamente ligado a la historia de cada uno, por eso (a mi entender) es importantísimo y muy necesario leer, conocer, dialogar sobre estas cosas pero ver siempre cómo se representan en la vida de cada uno.

En mi caso... descubrí esto de "la salvadora" gracias a mi última relación amorosa que fue cortita, hermosa e intensa.

Mis grandes sostenes: la lectura sanadora, la terapia, escuchar a otros, nutrirme de sus experiencias pero viviendo las mías. Aceptando mis pulsiones de vida y mis pulsiones de muerte. Mis momentos con ganas de extinguirme y otros donde salgo a la vida de forma irrefrenable.