jueves, 13 de julio de 2017

Naturalización del porno

Esta naturalizado el consumo de porno en el celular. Es como si sólo estuviera bien que las mujeres aparecieran en pantalla cuando están desnudas, sometidas o disfrutando sexualmente. Pero se las condena cuando ese mismo género busca cambiar el discurso o poner en jaque un sistema patriarcal al que somos sometidas desde que la tierra tiene memoria.

"Es un culo, nada más", "las que hacen esto están de acuerdo, viven de eso", "al menos estás segura que nos gustan las mujeres y marca nuestra orientación sexual". Son algunas de las frases que escucho cuando hablo y pregunto sobre este tema.

Es que no ponemos en duda lo maravilloso del sexo, la hermosura de los cuerpos y el goce libre de cada individuo, ni siquiera relegándolo meramente a la intimidad. Ponemos en foco la naturalización de las conductas que preceden y sobrevienen a la conducta del exacerbado uso de imágenes y videos. 

Qué tantos videos es "normal" tener, qué actitud es normal tener al ver esas imágenes? Insisto. Por qué recibir porno en el celular está bien visto pero cuando las mujeres luchamos por nuestros reclamos nos critican, nos callan o lo reducen a una exageración propia del género?
Acaso es mejor recibir videos de mujeres donde la posición (literalmente y simbólicamente) femenina es meramente pasiva, receptora del falo y siendo dominada o dominando desde lo sexual?.

Hay una frase que debe haber resultado para generar cierta conciencia pero creo que ya nos está quedando chica. "Podría ser tu madre, tu hermana o tu hija", pero no nos olvidemos que S. Freud decía que son todas putas menos la madre y la hermana (claro, no hablaba de la hija porque hacía referencia a un despertar sexual adolescente, pero ya siendo grandecitos podríamos aplicarlo). Por lo tanto esa afirmación sólo sirve en ciertos contextos. Lo cierto es que la piedra angular del machismo patriarcal no es fácil de erradicar y casi cualquier recurso o apelación que se haga para empezar a entender y a generar ciertos cambios resulta importante y hasta en cierto modo un recurso al que vale la pena recurrir. Son escalones que se van bajando, para poder llegar a lo profundo del problema. Ya tendremos tiempo para llegar a la cima y plantar bandera.

Había mencionado la palabra Problema y, claramente, no es uno, si no que son varias situaciones imbrincados que ya de por sí son existenciales, imaginemos que se van contaminando a lo largo de la historia, con el propio peso de la humanidad, cuestiones sociales, socio históricas, políticas, etc.
En este caso, el problema planteado originalmente, el del vouyerismo sexual no existe, al menos para las personas que tratan con cuestiones de género desde un lugar de poder y abuso. Por eso, es una victoria poder ir desenredando este tema de forma muy sutil y suave. El otro problema, es que mientras nosotros (sumo a los hombres que tienen las mismas ideas respecto a este tema, por eso no hablo sólo de nosotras) sacamos del estanque un balde agua, recibimos litros y litros de la misma agua podrida. Por eso el cambio es inminente, por eso los gritos de desesperación, por eso las voces no pueden seguir esperando a que haya silencio para hablar. "Disculpen si molestamos, pero nos están matando".

Surge otra pregunta... Quien accede a los vídeos, los comparte, los goza o los reproduce, está dispuesto a darle verdadero placer a la mujer real (tómese real por la mujer con quien tiene relaciones, no fantasías sin llevarlas a cabo)? Tiene las ganas, el goce, el deseo, la paciencia por complacerla en la cama, dejar de lado la satisfacción propia y buscar o entender los deseos sexuales de su pareja? Se permite ese descubrimiento? O hay una reproducción banal de lo que se ve cuando se reproducen los vídeos, la creencia de que todas las mujeres quieren una estimulación violenta en el clítoris, ser sujetadas de las caderas y usar la vagina como estimulación al pene? Se penetra a la mujer con el deseo de que sienta realmente el contacto de los miembros genitales? A veces veo hombres desesperados que solo buscan llegar a su orgasmo para luego quedar agotado, y en el mejor de los casos abrazar a sus mujeres, casi como consuelo de no haber podido colaborar con la búsqueda del orgasmo femenino.

(En desarrollo)