domingo, 8 de marzo de 2015

Por la lucha de ellas y la nuestra







Día de la mujer. Para muchos no hay nada que festejar, ya que el 8 de marzo se conmemora una fecha fatídica en el mundo y para otros es el momento ideal para halagar a sus mujeres, romper cierta rutina o tener un gesto tierno. 

A lo largo de mis 30 años, pasé por las 2 fases y ahora estoy en una nueva. Ya me felicitaron por ser mujer, me regalaron flores, me mimaron, renegué por esos detalles y hasta pensé en el verdadero valor del día de la mujer, los dolores que el género femenino atravesó a lo largo de la evolución y también soñé hacer la revolución pero me di cuenta que estamos en un mundo muy cómodo y me refugié en mi sillón... llena de culpas, por supuesto, pero los años borraron el estigma de no haber podido cambiar el mundo y decidí cambiar el mío. Ahí comenzó una nueva etapa en mi vida, que al día de hoy me sigue dando sorpresas. Estoy en pleno proceso de aceptar mi poder femenino, mis sombras y mis luces, inclusive mis lunas. Me cuesta... sobre todo porque tengo ideales de como "ser mujer". De la leona que defiende a sus hijos a capa y espada (por ahora no me voy a detener en cada frase que heredamos como sociedad) a la mujer de nuestros días que se revienta el alma y el cuerpo para entrar en un jean, desayunar, hacer gimnasia, darle de comer a sus hijos, llevar la mochilita y el paraguas de un lado y al nene del otro, el boleto de colectivo entre los dientes y el celular en manos libres para responder los requerimientos del esposo. Yo no quiero ser de esas mujeres. Quiero que mi poder de elección no se limite a decidir entre ser ama de casa o empleada. No quiero que la fuerza femenina sea determinada por "lo mucho que puedo bancarme la presión laboral o familiar".


Quiero que mi fuerza implique el valor para conocerme y saber qué quiero hacer con mi cuerpo, mi sexualidad, mis deseos. Quiero honrar a las mujeres que forjaron mi presente libre y dejar una enseñanza a las mujeres que vendrán.


Namasté, querida mujer, que sólo por hoy podamos aceptar en nosotras el poder de cambiar y gestar un nuevo mundo.


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