Maru Leone. No sé cómo hace, no sé si atravesó todo lo que narra, no sé si inventa, imagina, toma sensaciones de otros o qué. Pero lo hace. Logra hacer que me identifique con cada palabra que escribe y me mete en mi propio mundo, logra esa empatía que no cualquiera puede generar con otro. No sé si lo busca, pero lo logra. La leo y me leo. La siento y recuerdo exactamente las mismas sensaciones que tuve cuando atravesé momentos similares. Tal vez ella tirada en el sillón y yo hecha una bolita en la cama en posición fetal. Tal vez ella comiendo un helado mientras busca minimizar el dolor viendo una comedia y yo... arrastrando mis pies por la casa mientras miro cada lugar vacío que genera ese dolor que sale de las entrañas y quema, arde, duele.
Por eso me gusta conocer gente nueva, universos inexplorados... porque es cuando nos reconocemos en el otro. Tendremos mil diferencias, pero las emociones son universales. Maru habla, no sé si de ella o de mí, pero habla, transpira, se desangra cuando se expresa.
Si quieren reconocerse en las letras y palabras de otro, sean bienvenidos a su página de Facebook. No apta para sensibles. Animate y enterrate, total... te vas a morir algún día y todo esto habrá sido una simple ilusión.
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miércoles, 9 de noviembre de 2016
jueves, 3 de noviembre de 2016
Sobre las anginas y el fin del mundo
Veo a mi alrededor. Exactamente, tres días antes, me vi envuelta en una charla de café, de esas largas, filosóficas y donde los recién conocidos son hermanos de toda la vida. Me vi desbordada de sabiduría, que inhalaba y exhalaba, me vi desbordada de verdades, de sentimientos hermosos y llenos de luces y sombras. Cada vez que hablo con alguien sobre las cosas de la vida siento que me vacío un poco, es un mecanismo raro, que me deja vacía muchas veces, llena, a veces y, en otras ocasiones, muy satisfecha.
Supongo que, una vez más, tendrá que ver con los límites. Cuándo estoy compartiendo y cuándo estoy dando? Cuándo ese compartir se transforma en un dar a raudales y el resultado de vaciamiento produce sensaciones asombrosamente implosivas? Me desmorono por dentro, regalé todas las palabras, todas las miradas comprensivas que debía regalarme a mi misma... entendí por demás al otro y me quedé sin explicaciones para mi. Y ese vacío me aterra. No me aterra directamente, se presenta como un deseo incontrolable de "algo", a veces un malestar que puede llevarme a tener algunas actitudes poco sanas o auto destructivas. No siempre, no todo el tiempo. pero cuando sucede duele.
Y de las anginas y el fin del mundo? Retomo. Veo a mi alrededor. Estoy sola. Pero no sola, como alguna vez dijo mi madre: "no tengo ni quien me alcance un vaso de agua". Estoy sola de palabras, siento que la única persona que tenía las palabras que me ayudaban o me daban paz era Marco. Y es justo. Por eso el amor, la ternura, los años juntos, las risas, las miradas y la complicidad. Estoy sola, pese a haber estado el día anterior rodeada de gente compartiendo un hermoso momento, momento con principio y final.
Volviendo al tema de los límites, éstos están difusos... en varios aspectos. Confundo hablar con conocerse. Ver con mirar. Oir con escuchar. Besos con cariño. Mimos con amor. Amor con Amor.
Hasta hoy sólo eso. Sigo hundiendo mis raíces en el barro para renacer más luminosa que ayer.
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