martes, 19 de mayo de 2015

El dolor de la pérdida


Un bondi, una lapicera, un billete de $2, el celular, la billetera... mi abuelo.

Las pérdidas son, aún hoy, dolorosas para mi. Perder el cariño, perder los momentos de placer, perder el amor, perder, perder, perder....

No sé si tengo bronca... sé que lo extraño, pero nunca vino a darme el último beso... y yo lo esperé tanto tiempo, tantos años... al día de hoy si pienso mucho en él sé que sigo esperándolo.... Cuando murió yo pensé que era un juego, que con mi amor iba a despertarlo, que sólo el amor que tenía para darle bastaría, que mis besos iban a ser suficientes para que él volviera.... será por eso que me gusta tanto besar? porque siento que, aunque no lo sea así, hay amor?

Sabés, abuelo, todas las noches que me fui a dormir llorando pidiendo que vinieras a verme... y nunca viniste... y toda mi presencia, mi madurez, mi entendimiento de la muerte, la vida y el amor... se desvanecen y no deja rastro de entendimiento alguno. Y no es que finja que entiendo, simplemente es como si abriera mi corazón y pudiera dejar salir un poquito de la Magda de 5 añitos, de 8, de 12... edades que marcaron mi vida.... Y la abrazo, la dejo salir, que llore, que grite, que se vuelva chiquita... y que sane esa grieta... ese dolor, esa rotura. Hoy no estoy clara para escribir, apenas logro entenderme... pero estoy en el momento ideal para hacerlo. Porque brotan cosas, sentimientos, dolores, lágrimas. Y sí, tengo casi 30 años, pero el dolor de niña sigue intacto, las ganas de verlo una vez más, de escucharlo, de poder haber crecido con él... y esto me hace acordar a todas las cosas que atravesé y fueron inevitables. Creo que cuando algo o alguien se aleja de mi es porque no me quiere, no elige estar conmigo... y tal vez, no ser deseada es lo que más duele.

Me pongo a pensar... será el ser elegida? Puede ser... si miro hacia atrás.... y no mucho más atrás solamente... el tema de la elección tiene mucho que ver con mi vida. De chica quería que me eligieran: todo el tiempo, por eso, intuyo, no quería cometer errores. Hacía todo bien, o lo intentaba al menos, no quería equivocarme porque tal vez un error de mi parte haría que miraran para otro lado. Qué paradoja, todas las cosas que me marcaron fueron porque alguna vez miraron para otro lado. 

Continúo... De chica en la colonia, el profesor, tocaba a las chicas de forma sugestiva, cariñosa, pero había algo errado y aún así yo no quería perder el cariño de él, la oportunidad de que me sentara sobre sus rodillas... y ahí percibo un atisbo de esta "doble personalidad" que me lastima tanto... el querer pero no elegirlo. O el que me elijan a cualquier costo.

También recuerdo que cuando era chica estaba enamorada del cura de mi iglesia, me encantaba, lo escuchaba y lo adoraba... cuando me di cuenta de eso: lo trasladaron. Nunca más lo vi, años más tarde estuve con un chico (siendo yo chica aún) que era muy parecido a él, bueno, al menos tenía lentes y era mayor que yo. No sé, lo digo y pienso si tal vez busqué en él a ese cura que tanto me entendía. Y así con mis otras historias, enamorarme de quien no puedo, querer lo que no debo, volver a donde no tengo que volver, caminar por donde hay peligro, elegir mal... yo, yo elegir mal con tal de ser elegida.

Pero a veces me hago esa pregunta, por qué, para qué y qué hubiera pasado si.... me repongo, tengo que ir a trabajar.

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